miércoles, 6 de abril de 2011

Que pasa, que pasa, que pasa General?

Lo que algunos, muchos, llaman el proyecto nacional y popular, no es un invento moderno. Claramente no es de este siglo, tampoco del pasado, es incluso previo a nuestro nacimiento como país.
Tal vez para rastrearlo en la historia sea necesario remontarse al pensamiento de Túpac, o quien sabe a los pueblos originarios que enfrentaron a los conquistadores españoles. Pero algo es seguro, existe una comunión de pensamiento entre aquellos despreciativamente llamados “jacobinos” en 1810, de los federales de mediados del siglo XIX, los peronistas de la segunda mitad del siglo XX y los kirchneristas de hoy. Porque de alguna manera no son, perdón, no somos ni kirchneristas, ni peronistas, ni federales ni jacobinos. Somos la expresión política de una tierra americana morena, independiente, maltratada, sublevada, castigada, heroica, golpeada, renacida, irreverente.
Irreverente.
Esta en nuestro ADN, algún sabio que nunca logró entendernos nos llamo incorregibles. Y no esta mal. Es mas, nos llena de orgullo que tanta traición no nos haya podido corregir. Y si, somos todo eso, animales bípedos, cabecitas negras, negros de mierda, y lo peor, y esto dicho a modo de advertencia, y quien quiera oír que oiga, orgullosos de serlo.
El acto del día 6 de abril, en la Plaza de la Intendencia de Córdoba, donde la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner inauguró una serie de obras en la provincia vía teleconferencia, no pasará a la historia como un hito en la historia política provincial, apenas será recordado tristemente por algunos pocos memoriosos. Pero será recordado.
Desde hace algún tiempo, no son pocos aquellos, los que dicen saber el trasfondo de “la cosa”, que el gobierno nacional tiene todo arreglado para que De la Sota sea quien lleve adelante la bandera del proyecto nacional, una bandera que le es ajena, y que de ser así, no tardará en ser arriada y entregada a los enemigos de Túpac por el mismo “abanderado”.
La aparición en escena de Néstor Kirchner, sabemos, fue casi un hecho fortuito e inesperado, que no despertaba casi ningún tipo de esperanzas para los sectores populares del país. Es mas, su irrupción de la mano de Eduardo Duhalde no era un signo esperanzador. Pero el Flaco se ganó el cariño de todos nosotros, porque a fuerza de ejemplos, a fuerza de ética y de moral política, a fuerza de señales claras, clarísimas, nos mostró un camino, que ya conocíamos, pero que habíamos dejado de transitar a falta de un guía que nos condujera firmemente. Pero el Flaco lo hizo, y los que ya lo conocíamos, nos sentimos felices, y los jóvenes nacidos y crecidos durante la dictadura y durante la larga noche neoliberal, hartos de las viejas mentiras de vivos arrimados a los partidos populares en busca de engordar sus cuentas bancarias, se ilusionaron, se enamoraron. Y la pérdida de Néstor fue una clara muestra de ello, y por eso “Nunca menos”, sencillamente porque muchos, ya no estamos dispuestos a menos de lo que recordamos, de lo que aprendimos, de lo que abrazamos.
El acto del 6 de abril, decía, pasara al olvido rápidamente para la mayoría, pero no para todos. Desde días antes corrían mensajes alertando a aquellos que no están dispuestos a digerir fácilmente la candidatura de un neoliberal en la boleta de NUESTRO proyecto nacional y popular, que no se iba a tolerar la disidencia política en el acto, que no se permitiría silbar a los representantes de los ajustes y los palos, a los gerentes del hambre popular, a los directivos de la resignación. Incluso organizaciones que bastardamente llevan en sus nombres, el nombre o el apellido de alguna heroína o de algún leal a las causas populares, aun ellos, cobarde y arteramente, y hasta tal vez sin sonrojarse, explicitaron que no se aceptaría otra cosa que el disciplinamiento político. No estaban dispuestos a tolerar nuevamente los silbidos de la Renault.
Aun así, el gobernador Schiaretti fue blanco de algunos silbidos y abucheos. Es que algunos no estamos dispuestos a perdonar su pasado rastrero y traidor. Algunos no nos olvidamos, que en el peor momento de este gobierno, cuando la estabilidad de Cristina pendía de un hilo, durante la 125, el y su socio De la Sota, cobardemente escondido en la ciudad de Laboulaye, lejos de lo que podía ser la reprobación popular, ellos apoyaron al “campo”, que tiene quedar claro de una vez por todas, ese campo no es el emergente de los pueblos originarios, del criollo, del animal bípedo, del Chacho Peñaloza. Ese “campo” de las 4 x 4 que Schiaretti y De la Sota corrieron a apoyar, es el resultado de Julio A. Roca y de Martínez de Hoz.
Y por eso mismo, estamos en las antípodas. Porque somos los herederos de Túpac y somos los verdaderos herederos de Evita, y de Campora, y de Cooke y de tantos mas.
Porque somos irreverentes, y porque somos jacobinos, y animales bípedos y negros de mierda.
Y porque no olvidamos ni perdonamos.
Y porque nunca menos.
Que pasa, que pasa, que pasa General?

Enrique "Gallego" Cal

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